Durante mucho tiempo se
consideró que el aprendizaje era sinónimo de cambio de conducta,
esto, porque dominó una perspectiva conductista de la labor educativa; sin
embargo, se puede afirmar con certeza que el aprendizaje humano va más allá de
un simple cambio de conducta, conduce a un cambio en el significado de la
experiencia.
La experiencia humana no solo implica pensamiento,
sino también afectividad y únicamente cuando se consideran en conjunto se
capacita al individuo para
enriquecer el significado de su experiencia.
Para entender la labor educativa, es necesario tener en consideración
otros tres elementos del proceso educativo:
los profesores y su manera de enseñar; la estructura de los conocimientos que
conforman el currículo y
el modo en que éste se produce y el entramado social en el que se desarrolla el
proceso educativo.
Lo anterior se desarrolla dentro de un marco psicoeducativo, puesto que
la psicología educativa
trata de explicar la naturaleza del
aprendizaje en el salón de clases y los factores que lo influyen, estos
fundamentos psicológicos proporcionan los principios para
que los profesores descubran por si mismos los métodos de enseñanza más
eficaces, puesto que intentar descubrir métodos por "Ensayo y
error" es un procedimiento ciego
y, por tanto innecesariamente difícil y antieconómico (AUSUBEL: 1983).
En este sentido una "teoría del aprendizaje" ofrece una
explicación sistemática, coherente y unitaria del ¿cómo se aprende?, ¿Cuáles
son los límites del
aprendizaje?, ¿Porqué se olvida lo aprendido?, y complementando a las teorías del
aprendizaje encontramos a los "principios del aprendizaje", ya que se
ocupan de estudiar a los factores que contribuyen a que ocurra el aprendizaje,
en los que se fundamentará la labor educativa; en este sentido, si el docente
desempeña su labor fundamentándola en principios de aprendizaje bien
establecidos, podrá racionalmente elegir nuevas técnicas de
enseñanza y mejorar la efectividad de su labor.
Al respecto AUSUBEL dice: El alumno debe manifestar […] una disposición
para relacionar sustancial y no arbitrariamente el nuevo material con su
estructura cognoscitiva, como que el material que aprende es potencialmente
significativo para él, es decir, relacionable con su estructura de conocimiento
sobre una base no arbitraria (AUSUBEL;1983: 48).
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